La nutrición también incide, de forma directa, en la salud del suelo pélvico. En este post vamos a analizar todas las claves de la relación entre ambos factores para despejar cualquier duda sobre el tema.
Relación entre nutrición y suelo pélvico
La estadística confirma que 4 de cada 100 mujeres tienen pérdidas de orina y hasta un 6% de ellas también sufre de incontinencia fecal. A lo largo de su vida, pueden experimentar prolapso genital, y motivos como la vergüenza o pensar que este tipo de alteraciones son normales, son las excusas más habituales para no acudir a la consulta de un profesional. Curiosamente, no se suele tener en cuenta que la alimentación:
- Inflama e hincha las vísceras del abdomen, lo que provoca una presión distinta en la zona pélvica.
- La inflamación permanente en las vísceras del aparato digestivo termina retrasando la regeneración de los tejidos.
¿Cuál es la dieta más recomendable?
Respecto a la dieta más apropiada, es importante subrayar que, si es equilibrada y variada, no debería haber ningún problema. Por otro lado, también se ha de tener en cuenta la etapa en la vida de la mujer. Por ejemplo, en el embarazo es lógico aumentar la ingesta de ácido fólico, pero tras el parto hay que normalizar su ingesta.
Los alimentos más recomendables
Resulta imprescindible apostar por una dieta antiinflamatoria para entender la relación entre nutrición y suelo pélvico. En este sentido, se ha de elegir una alternativa que incluya:
- Alimentos ricos en omega-3, como el aguacate o el pescado azul.
- Especias. El jengibre y la cúrcuma, por ejemplo, son antiinflamatorios naturales que enriquecen cualquier receta.
- Crucíferas. El brócoli, las coles de Bruselas, las coliflores, el rábano o el kale también protegen el hígado.
- Frutas y verduras en general. La proporción de cinco al día es muy aconsejable. Ensaladas, fruta fresca y recetas con estos ingredientes no deben faltar en la dieta diaria.
- Proteínas de calidad. Se deben consumir hasta 1,5 gramos por cada kilogramo de peso y elegir fuentes como las carnes magras o el pescado.
- Yogur, kéfir o alimentos fermentados (soja y chucrut). Nos ayudan a mantener la microbiota en perfecto estado y a evitar la proliferación de bacterias. También podemos añadir otros alimentos, como la avena, las legumbres y el almidón del arroz o de la patata, para garantizar el correcto funcionamiento del aparato digestivo.
Por otro lado, es imprescindible evitar el sedentarismo y encontrar siempre unos minutos al día para realizar algún tipo de actividad física. El sobrepeso influye directamente en el suelo pélvico y en la inflamación por presión de la grasa corporal.
Alimentos a evitar
Lo ideal es eliminar estos alimentos de la dieta o, al menos, consumirlos de manera muy ocasional:
- Todos los procesados que incorporen un alto número de conservantes, colorantes y demás químicos para mantener su sabor y textura.
- Las harinas refinadas (sí son aconsejables las integrales) empleadas en la fabricación de la bollería industrial, la cual, además, contiene grasas saturadas muy poco aconsejables.
- El azúcar añadido. Es preferible decantarse por alimentos con fructosa o azúcar natural.
- Los edulcorantes de cualquier tipo que inflaman la microbiota.
- El alcohol no solo provoca inflamación, sino también aumenta el riesgo de contraer enfermedades diversas debido a la sobrecarga que sufre el hígado para su correcta eliminación.
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